
Sinopsis
«Sería bueno que este libro diera la vuelta al mundo. Sus imaginativas  propuestas son las de alguien que prefiere fiarse de la línea recta, en  la esperanza de que esta siga hasta el infinito».
Enrique Vila-Matas, El País
«Un  libro atrevido, fresco, entretenidísimo, provisto de amplísimos y bien  digeridos conocimientos puestos al servicio de una tesis provocativa».
Ignacio Echevarría, El Cultural
Nuestro  desasosiego ante la sobrecarga informativa no es un fenómeno nuevo.  Mucho antes de la llegada del mundo digital e internet, nuestros  ancestros lectores experimentaron con inquietud los efectos de la  acumulación infinita de libros y escritos. Pero junto a la tradición que  desea aumentar siempre las colecciones de la biblioteca hay otra, menor  y subversiva, que advierte de los peligros que corremos de vernos  sepultados por el pasado. 
Desde Petrarca hasta Voltaire, pasando  por los primeros filólogos, los enciclopedistas barrocos, los  revolucionarios franceses, y Montaigne, los protagonistas de este ensayo  presentan rasgos contradictorios. Aquí, las vanguardias y los  antimodernos sellan el pacto contrario al de Fausto: en lugar de  entregar su alma a cambio de un conocimiento ilimitado, se explora la  idea de cómo ponerle un límite al deseo de saberlo todo. Armados con  tijeras, estos lectores fabrican bibliotecas portátiles y otras formas  abreviadas, ligeras y móviles del saber con el objetivo de sacar el  conocimiento de las estanterías polvorientas y practicar un verdadero  humanismo transformador. Su arte de la reducción nos recuerda que a la  barbarie se llega tan pronto por la falta de libros como por su  sobreabundancia.
